3 de diciembre de 2024
El Volkswagen T-Cross 2024 intenta posicionarse como un SUV accesible, funcional y adaptado a la ciudad, pero tras una semana de uso, surgen muchas preguntas sobre si cumple realmente con estas promesas o si queda a medio camino.
El diseño exterior del T-Cross tiene sus puntos positivos: líneas conservadoras que resisten el paso del tiempo, detalles como las nuevas luces LED y un cromado que no se siente excesivo. Sin embargo, también hay aspectos que resultan decepcionantes. La unión plástica en la parte trasera que conecta las ópticas, a pesar de ser distintiva, sigue siendo visualmente desagradable, dando la impresión de un diseño apresurado.
En cuanto a sus proporciones, es un SUV compacto con medidas adecuadas para la ciudad, pero sin un carácter visual que lo haga destacar en un mercado saturado de opciones similares. Es un diseño que juega a lo seguro, quizá demasiado.
El interior del T-Cross confirma la filosofía de Volkswagen: todos sus autos parecen cortados con el mismo molde. Esto puede ser positivo para quienes buscan familiaridad, pero para el comprador que espera algo innovador, se sentirá monótono.
Aunque hay mejoras, como la nueva pantalla de 8 pulgadas para el tablero y una multimedia de 10 pulgadas, la interfaz sigue siendo un punto débil. Los comandos táctiles del climatizador son poco intuitivos y fáciles de odiar en el día a día. Además, los botones ciegos en la consola central parecen un recordatorio constante de que se está conduciendo una versión que no es "la máxima".
Si bien el espacio es bueno para un vehículo de su segmento y los materiales cumplen con lo esperado, la sensación general es que el interior carece de emoción. Lo más destacable es el equipamiento tecnológico, pero eso es ya un estándar en la industria.
Volkswagen resalta las cinco estrellas de LatinNCAP y un conjunto de asistentes que cumplen con lo básico: control de estabilidad, frenos ABS, detector de punto ciego y asistente de mantenimiento de carril. Nada sobresaliente, pero tampoco criticable. Lo que falta es innovación en este apartado: muchas marcas ya están incluyendo tecnologías más avanzadas en este rango de precios.
El motor 1.0 turbo de tres cilindros cumple en cuanto a consumo, con cifras destacables en ruta (5.5 l/100 km a 100 km/h y 7.1 l/100 km a 130 km/h). Sin embargo, las prestaciones son mediocres. El "lag" inicial del turbo es evidente y, aunque se adapta mejor a un uso urbano, la sensación es de un conjunto poco refinado.
La caja Tiptronic de seis marchas hace su trabajo, pero sin destacar. No esperes un manejo emocionante o dinámico; este es un vehículo diseñado para moverse de forma funcional, no para generar entusiasmo al volante.
El T-Cross se desempeña bien en la ciudad gracias a su suspensión, que logra un equilibrio aceptable entre firmeza y confort. En ruta, se siente estable, pero tampoco destaca. Es un manejo predecible y seguro, pero que rápidamente se vuelve aburrido.
Con un precio que supera los 41 millones de pesos, el Volkswagen T-Cross 2024 se enfrenta a una competencia feroz que incluye modelos de segmentos superiores con mejor equipamiento y prestaciones. Aunque tiene puntos a favor, como el consumo eficiente, buena seguridad y espacio interior razonable, su diseño conservador y su falta de innovación lo dejan atrás en un mercado donde cada detalle cuenta.
Si buscas un SUV compacto funcional y no te importa pagar un sobreprecio por la marca, el T-Cross podría ser una opción. Sin embargo, en este rango de precios, hay alternativas que ofrecen mucho más por menos o lo mismo por mucho menos. Al final, el T-Cross cumple, pero no enamora, y en este segmento, eso puede ser un error fatal.
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